La patria, el hombre, la vida

UNAS PALABRAS Leer a Julio Lejano es recuperar la patria distante, que no es el disparate histórico ni geográfico del que hablan los periódicos y los libros de texto, sino las ensoñaciones de la infancia perdida: ese país de leche y miel de cual todos fuimos expulsados al crecer y tomar conciencia de nuestra dimensión humana, es decir, terrenal. Perdón, quería decir y finalmente me atrevo: ¡imperfecta! En esa imperfección, en esa especie de gesto no interrumpido sino inacabado, radica gran parte de la fascinación que produce la lectura de los versos de Lejano, en la promesa de un más allá, de un horizonte entrevisto pero que no nos pertenece, donde no podremos ser bienvenidos mientras carguemos a nuestras espaldas el fardo pesado de la verdad escondida. En Vengo a confesarme, el poeta se abre el pecho de un manotazo y nos muestra su corazón al descubierto, en carne viva: he sido un cobarde, dice, y no existe una declaración más arriesgada ni más valiente que esa. Este libro es un viaje de retorno. No es la aventura de levar anclas y partir a toda vela hacia el horizonte, hacia lo desconocido. Muy al contrario, aquí la intención es detenerse, mirar atrás y sumergirse de vuelta en el camino andado, visitar otra vez y con mirada honesta lo ya hecho, los rincones donde alguna vez nos detuvimos, incluso los sitios que quizá nos gustaría olvidar. Y es también saldar la deuda con aquella puerta que nunca se abrió, con esa ventana que permaneció cerrada para siempre. El poeta en estas páginas descorre los cerrojos, fuerza los postigos y mira adentro: él quiere mirar, y más, quiere que miremos junto con él, sin temor, sin arrepentimientos. Y no es que Lejano pretenda verter sal sobre la herida mal curada y todavía dolorosa, la salvación del poeta es reconocer y limpiar sus cicatrices, plantarle cara al olvido, dejar al sol sus palabras como un regalo inesperado, desafiante, y que el amor eche raíces donde tanta falta hace, pues: no queremos seguir escapando. La patria, el hombre, la vida es, sobre cualquier otra ilusión, la proclamación de un testimonio. Aquí se lee a un hombre, y se le lee por dentro. Cada una de estas páginas nos lleva a lo más hondo de un ser que ha decidido abrirse a los demás y mostrarnos un camino hacia nosotros mismos.